domingo, 10 de enero de 2010

Haría falta
que el día girara de otro modo,
que tuviésemos más gracia,
que disfrutáramos más de nosotros mismos.

Haría falta,
caminar sin prisa,
apreciar lo que tenemos junto a nosotros,
saber lo que aún no sabemos.

Haría falta,
que en el mundo existieran más ganas de hacer el bien,
que apareciera un mundo hecho a mano,
con más viento para quitar las nubes
y poder ver las estrellas.

Haría falta,
que se derrumbaran las murallas
y ver la luz,
conocer mejor la paz.

Haría falta
tomar la palabra del enemigo,
para entenderla en vez de destruirla.

Haría falta,
años de alegría corriente y duradera
caminos de sabiduría y de niñez
dejar volar el alma sin cadenas ni ataduras
no permitir que los años
te hagan olvidar tu parte de niña.

Haría falta que el sol no me diera la espalda,
que la noche en su grandeza me llevara al infinito,
y desde su dominio, poder ver el dolor del universo

Haría falta enterrar la tristeza
y cavar profundo hacia el camino del amor

Haría falta
que el mundo cambie,
poder tocar el cielo
y apreciar los colores de mi naturaleza

Haría falta
cambiar el alma
para que hubiera más confianza
y no rellenar el silencio de temores

Haría falta
escribir más cartas de amor y menos contratos,
reírse de uno mismo y juzgar menos al resto

Haría falta
compartir más caramelos
y consultar menos relojes

Haría falta
que los sueños vinieran por las noches
para luego despertarse con el tibio roce de la esperanza.

Haría falta
vislumbrar en tus ojos tristes y oscuros,
aquello que puedo hacer para conducirlos al sol.

Haría falta
que escaláramos los espacios vacíos
que dejáramos al silencio y a la soledad desafiarnos

Haría falta
que una palabra llenara de momentos el espacio,
que una mirada bastara para expresar lo inexpresable

Haría falta ese minuto,
el minimo tiempo que resumiera
aquello que siento clave,
para solucionar todo lo que haría falta

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